El lenguaje también es egocéntrico, el niño inventa vocablos para designar lo que a él se le da la gana, utiliza pre-conceptos.
El lenguaje es simbólico porque utiliza cualquier significante para cualquier significado. Al llegar a los 4 años y medio o 5, el pensamiento del niño es intuitivo, sabe interiorizar, pensar, pero allí se queda en lo dado o como dice la definición de intuición “simple interiorización”, no pudiendo, no sabiendo agregarle nada, ni relaciones, ni generalizaciones nada.
En el dibujo el niño, ya no se conforma con el trazo de simples líneas, sino que tiene un verdadero interés en “dibujar algo”. El dibujo, la imagen y la palabra son significantes, son medios para representar la realidad. La realidad a que apuntan los significantes es la cosa concreta.
Lo mismo 3 sucede con el tiempo, el tiempo concebido, mentalizado se construye en base al tiempo vivido. Partimos del movimiento vivido en un espacio y tiempo vivido lo más rico y variado posible, esperando que el niño más tarde pueda interiorizarlo en toda su riqueza. El ámbito donde va a lograr la mayor parte de estas experiencias indispensables, es en el juego. A esta edad la actividad lúdica pasa de un “juego simbólico” o imitativo a un “juego de papeles” o de roles, que florece a esta edad con abundancia y ocupa casi el 70% del juego espontáneo de los niños.
Fuente: http://www.feandalucia.ccoo.es/docu/p5sd8454.pdf
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